Por Agustín Vargas Medina.- Periodista egresado de la FCPyS/UNAM y director de la Revista Hábitat
El último dato sobre la evolución de la actividad económica del país destaca que el país está casi estancado en un crecimiento mediocre que data de hace varios sexenios y por más promesas gubernamentales de tener un crecimiento cercano al 5% anual, la realidad siempre se impone a la demagogia.
El pasado lunes el Inegi dio a conocer que el Indicador Global de Actividad Económica creció 0.7% mensual en mayo, lo que representó un aumento de 0.5%, desde una caída de -0.7% en abril. El crecimiento se explica por avances en los tres sectores, destacando los incrementos en los servicios (0.8%) y la producción industrial (0.7%).
A pesar de la recuperación de mayo, el nivel de actividad promedio entre noviembre 2023 y mayo 2024 se ubica por debajo del registrado en septiembre-octubre pasado, lo que ilustra el debilitamiento del crecimiento observado desde finales de 2023.
Considerando los recientes resultados y la información oportuna de junio, especialistas de Citigroup mantienen la estimación de un crecimiento trimestral del PIB de 0.2% para el segundo trimestre de 2024. Para el resto del año proyectan que el crecimiento económico permanezca moderado, con un crecimiento del PIB de 1.9% para todo 2024.
Cabe recordar aquí que tras el impacto de la pandemia, el país tardó ocho trimestres para recuperar su nivel de desarrollo económico previo a este fenómeno, cuando otros países lo lograron en mucho menos tiempo.
A partir de entonces no se han registrado avances importantes. De hecho, desde el último trimestre del 2022 la actividad económica muestra una clara tendencia a la baja en su ritmo de crecimiento.
En este contexto, la expectativa de crecimiento promedio anual para nuestro país durante el sexenio que termina es de 1.0%, que sería el menor ritmo de avance en los últimos siete sexenios. Incluso la incertidumbre se extiende para varios años más, toda vez que el pronóstico de tasa de crecimiento promedio anual para los próximos diez años se ubica en 2.0%, similar a la de los últimos 30 años.
Aun cuando en el país ha aumentado el optimismo por el efecto que puede tener el proceso de relocalización, debido a que supone beneficios importantes, la actividad productiva sigue mostrando signos de debilidad y expectativas poco halagadoras, por lo que diversos analistas afirman ya que el periodo 2018-2024 es un sexenio perdido en materia económica.
Sector Salud, subejercicios
En nuestra anterior entrega referimos las inconsistencias e irregularidades en el Sector Salud que llevaron a casi 38 millones de personas a quedar fuera de él y sin ningún esquema se seguridad social.
Estos datos son confirmados por la propia Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2023, la cual destaca el deterioro del sector salud en lo que va del sexenio. Sus resultados muestran que entre 2018 y 2023 fueron 22.7 millones de personas las que perdieron su afiliación a alguna institución de salud y 15.7 millones dejaron de asistir a las instituciones del sistema público, como hospitales generales e institutos del gobierno federal.
Tan sólo el desmantelamiento del seguro popular significó que, en 2020 en medio de la crisis por el Covid-19, casi 16 millones de personas perdieran su acceso a servicios de salud, cifra que prácticamente se duplicó para 2022 como resultado de la evidente ineficiencia del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI). El desmantelamiento del Sector Salud tiene que ver, por supuesto, con temas presupuestales.
En este sentido, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), refiere que de acuerdo con la Cuenta Pública 2023, a pesar de que se aprobó un incremento de 4.2% en el gasto en salud respecto a 2022, la ejecución en el sector presentó un subejercicio de 6.6%; el mayor en los últimos diez años, con 62 mil 139 millones de pesos sin ejercer.
Dicho organismo destaca que aunque todos los años existen ajustes respecto del gasto aprobado, en los recursos asignados a la población sin seguridad social, el subejercicio en salud para dicho año fue de 16% con 53 mil 612.4 mdp. En cambio, IMSS, ISSSTE y Pemex suman un sobreejercicio de 4.6%.
El CIEP también hace referencia a la reciente creación del programa “La Clínica es Nuestra (LCN)”, el cual operará bajo la misma lógica de “La Escuela es Nuestra”, con transferencias directas a comités en las comunidades. A LCN se asignaron 3 mil 981.4 mdp para la operación de 11 mil 947 centros de primer nivel.
Cabe destacar que dicho monto equivale a 3.09% del presupuesto de IMSS-Bienestar. Con ello, la cobertura de los centros de LCN sería del 56% de las 21 mil 447 unidades de primer nivel reportadas por la Secretaría de Salud y el IMSS Bienestar.
Finalmente, el CIEP refiere que para asegurar un buen desempeño y ejecución del presupuesto se requiere contar con mecanismos periódicos de seguimiento, supervisión, ejecución y evaluación de los recursos. Además, las ineficiencias en el gasto en salud revelan las desigualdades en la atención de la población y comprometen la oportunidad en los tratamientos y servicios médicos que la población recibe.
Reportero/editor con más de 35 años de experiencia
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