(Imagen elaborada por RC)
Por Sebastián Godínez Rivera/Politólogo
En política la construcción de una imagen es fundamental para conectar con el electorado. A lo largo de las décadas, los políticos se han vuelto reconocidos por la forma de vestir, por ejemplo, Winston Churchill con su sombrero de copa, la pajarita de puntos y el puro; Margaret Thatcher con su traje sastre y el crepé en el cabello; Fidel Castro y Hugo Chávez portaban sus características camisolas verde olivo; o los zapatos del presidente ruso Vladimir Putin.
Los líderes del siglo XXI se han caracterizado por algunos elementos que ya no necesariamente tienen que ver con la vestimenta. Los accesorios se han vuelto parte de los outfits de los mandatarios, como Joe Biden y sus emblemáticos lentes de sol estilo aviador Ray Ban, estos son símbolo de una generación que creció a finales de la Segunda Guerra Mundial; el salvadoreño Nayib Bukele y su característica chaqueta azul o gris; o incluso las chamarras de Nicolas Maduro.
Hasta este punto hemos visto que algunos jefes de Estado se visten ad hoc al régimen que encabezan, ya sea más sport en aras de promover la humildad o con mucha elegancia protocolar debido a que representan a una nación. Sin embargo, un personaje ha roto con todas las reglas de la moda y ha impuesto un estilo particular para vestir, combinando prendas que son antagónicas por sí mismas, me refiero al expresidente y candidato republicano Donald Trump.
El republicano se ha vuelto famoso por su peinado rubio y abultado, empero, este siempre está acompañado por los trajes que utiliza. Siempre de colores oscuros, azul marino o negro, Trump aparece con ellos durante la campaña y mientras se desempeñaba como presidente de Estados Unidos. Lo curioso es que todos los políticos cuando buscan el respaldo popular lo hacen en jeans, camisas de cuadros o pantalones dockers que son menos formales que los de vestir.
A Trump parece no interesarle y a lo largo de su campaña se le ha visto recorrer todo el país portando traje. Una particularidad de estos es que no son de corte moderno, sino de los años ochenta característicos por las chaquetas con solapas de muesca, pero muy gruesas a diferencia de otros más modernos que son más delgados. Algunos argumentan que Trump los porta debido a que es un hombre de 78 años y opta por esos cortes del siglo pasado. No obstante, políticos de mayor edad como Joe Biden o el senador John N. Kennedy han incluido en su guardarropa algunos trajes más modernos de corte estrecho y con solapas de corte más discreto.
Asimismo, el exmandatario estadounidense tiende a romper las reglas para utilizar ropa formal, puesto que porta chaquetas que son una talla más grande a la cual le corresponde, esto se nota porque las mangas sobrepasan las muñecas y los hombros se ven anchos. El objetivo de que la ropa sea más amplia busca conectar con los sectores de menores recursos de los Estados Unidos. El mensaje radica en decir, “no me interesa arreglarme, debido a que estoy trabajado para hacer grande a los Estados Unidos de nuevo”. A los ojos de los electores, quienes ven a los políticos tradicionales siempre bien vestidos y con trajes a la medida, el outfit de Trump es lo que lo hace diferente a otros políticos.
El segundo elemento que caracteriza a Donald Trump son las corbatas gruesas y largas de colores metálicos. Solo utiliza rojas o azules marino o cielo, aunado a que estas tienden a ser mucho más largas de lo normal llegando debajo del cinturón. Con arreglo a los protocolos para utilizar corbata, esta no debe sobrepasar al cinturón, sobre todo para evitar accidentes al momento de comer, de ir al baño o incluso de sentarse.
Esto parece no importarle al candidato republicano. Según el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, el expresidente utiliza corbatas largas, ya que considera que lo hacen ver más delgado. Más allá de esa posible hipótesis, Trump ha puesto de moda esta tendencia, combinado a los colores eléctricos que le caracterizan los cuales también tienen un significado. El color rojo porque es referente al Partido Republicano y las azules sirven para disminuir la carga de colores oscuros.
Un hecho relevante es que los outfits de Trump solo varían de acuerdo a si porta corbata o no, es decir, las imágenes más célebres del republicano son portando el traje completo y en algunos mítines se le ha visto con la camisa abierta y sin corbata. En 2020, luego de que tuvo problemas en un mitin en Oklahoma, cuando no logró llenar el auditorio del Banco de dicho estado. De igual modo, en el momento que arribó a la Casa Blanca, Trump lucía con la corbata sin atar y con un rostro de decepción aunado a que la gorra MAGA lucía aplastada.
Asimismo, Trump ha logrado sumar otro elemento que es el que dota a él y a sus votantes de identidad, la gorra estilo camionero. Para la población en general es más fácil portar una gorra que un sombrero, además, el estilo camionero es un accesorio al que incluso la gente de menores recursos puede acceder. Esta surgió en 2016 durante las elecciones presidenciales y solo eran un producto de campaña. En cambio, ahora se han convertido en un símbolo.
Debo hacer hincapié en que muchos políticos regalan gorras a sus seguidores, pero estas no generan una conexión con el elector aunado a que muy pocas veces los candidatos las utilizan. A diferencia de Trump que en cada mitin o evento porta la famosa gorra roja con la leyenda Make America Great Again (MAGA). Es la esencia del candidato, quien es capaz de combinar prendas opuestas y convertirlas en un símbolo.
Para muchos esta combinación puede parecer de mal gusto e incluso hasta vulgar, pero en realidad Trump ha sido capaz de romper con estos códigos de vestimenta y llevarlos a otro nivel. Sin importar las críticas del statu quo o que la ropa no combine, él sabe que se ha convertido en una marca y en un símbolo para los estadounidenses. Por eso, cuando se dice que la ropa comunica, es un razonamiento acertado. Trump lo sabe y pasará a la historia como el presidente y el candidato que combinó los extremos de las gorras, trajes amplios y corbatas.
Sebastián Godínez Rivera es politólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabaja como analista en un Think Tank y es columnista en Latinoamérica 21 y colaborador de RCAAANoticias.com
Reportero/editor con más de 35 años de experiencia
Deja un comentario