La presencia de migrantes en todas las naciones resignifica conceptos e ideas, como identidad nacional, soberanía y nacionalismo.
Con el voto en el exterior se sintetizan planteamientos, como el de la pérdida de fuerza de la noción clásica de ciudadanía, cuyo fundamento central, que asocia la idea de los derechos con la pertenencia a un territorio nacional, se encuentra fuertemente cuestionado por los actuales procesos políticos, impulsados por los migrantes y aceptados por muchos Estados.
Para comprender el sufragio extraterritorial e impulsar medidas y políticas tendientes a incrementar la participación de las y los paisanos en el extranjero, es necesario tomar en cuenta diversas variables.
En varios estudios en materia de migración se advierte que el tema de la instrumentación del voto en el extranjero es sumamente complejo, e incluye dimensiones de tipo institucional, organizativo y de políticas de vinculación y difusión, así como las asociadas al contexto político en el que se desarrollan los procesos electorales.
La diáspora mexicana no tiene parangón en el mundo occidental; pues existe una danza de cifras que nos indica que, en 2018, había un total de 38.5 millones de personas de origen mexicano viviendo en Estados Unidos, de las cuales 12.3 millones nacieron en México y 26.2 millones en Estados Unidos.
Según datos del Pew Hispanic Center, para 2017 serían 11.2 millones de personas nacidas en México, de las cuales 4.9 millones serían indocumentadas. Si añadimos otra fuente, podemos sumar a esa cantidad, 3.2 millones que ya se habrían naturalizado y el resto, 3.1 millones, serían residentes legales o green cards. Además, 21.8 millones habrían nacido en Estados Unidos. En suma, la cifra total de mexicanos y mexicanas de origen viviendo en el país vecino va de 33 a 38.5 millones.
Esos datos muestran la fuerza e influencia que puede llegar a adquirir la comunidad de origen mexicano. Ello obliga a contar con una política de Estado que ayude a empoderar a las comunidades mexicanas en Estados Unidos.
La pregunta sería ¿Cómo? Entre otras vías a través de una activa presencia consular que posibilite asesorar a nuestros/as connacionales en la búsqueda de residencia legal y naturalización, lo que les permitiría participar activamente en la vida pública norteamericana.
En tal sentido, para algunos especialistas en migración, la política de Estado mexicana debe impulsarse en una dinámica dual:
Por un lado, apoyando el desarrollo de las comunidades de mexicanos en Estados Unidos para legalizar su situación migratoria y que estén en posibilidad de acceder a la educación formal, mejora laboral y cargos de representación en Estados Unidos.
Y, por otra parte, promoviendo la cultura cívica que les permita participar en la vida política de México, preferentemente a través del voto extraterritorial.
Para ello, es urgente que la política de incentivación del voto incluya una revisión de la normatividad vigente, para avanzar hacia una simplificación del proceso del sufragio desde el extranjero; además que urge el voto por internet, y a la vez simplificar el sufragio postal y la entrega de boletas en consulados y embajadas. Hasta hoy el procedimiento para llevarlo a cabo es complicado.
El sufragio extraterritorial, sin duda, debe ser parte de una estrategia integral de desarrollo de las comunidades de mexicanos en el exterior. Para que se incremente su participación política en ambos países, es necesario un mejoramiento en las condiciones de vida en Estados Unidos, incluyendo aumentar sus niveles de escolaridad.
Si el objetivo es que participe la mayor cantidad de población de origen mexicano que reside en Estados
Periodismo Cara a Cara
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